Alemania llamando: Vida y muerte de William Joyce
[Vasconcelos] En una mañana fría y húmeda del 3 de enero de 1946 una multitud enorme pero ordenada se formó fuera de la sombría prisión victoriana en Wandsworth. Algunas personas habían venido a protestar por lo que consideraban una condena injusta, mientras que otros, llenos de morbo, querían estar lo más cerca posible de la ejecución de la última persona condenada por traición en Inglaterra.
William Joyce despertó temprano esa mañana y aunque no desayunó bebió una taza de té. Un minuto antes de las nueve, una hora más tarde de lo previsto, el gobernador de la prisión de Wandsworth llegó a la celda del condenado para informarle de que su hora había llegado.
El paseo a la cámara de ejecución adyacente no fue más que de unos pocos metros, pero hubo tiempo suficiente para que Joyce mirase abajo, hacia sus temblorosas rodillas y sonreír. Albert Pierrepoint, un verdugo experimentado, dijo las últimas palabras que Joyce escucharía: “Creo que será mejor que tengas esto, ya sabes” y colocó una capucha en la cabeza del condenado seguido inmediatamente por la soga.
Unos segundos más tarde, el verdugo tiró de una palanca que abrió automáticamente la puerta de la trampa debajo de los pies de Joyce. Casi instantáneamente la médula espinal de Joyce fue desgarrada entre la segunda y tercera vértebras y el hombre conocido en todo el país como Lord Haw-Haw, había muerto.
Más o menos al mismo tiempo que el verdugo tiró de su palanca mortal, un grupo de hombres elegantemente vestidos con abrigos de invierno se apartó de la multitud principal a las puertas de la prisión y tras unos arbustos cercanos, todos al mismo tiempo, realizaron el saludo romano en su honor.
A las 9:08, funcionarios de la prisión anunciaron oficialmente que el ahorcamiento de William Joyce había tenido lugar. A las 13:00 la BBC informó la ejecución y leyó el último pronunciamiento de Joyce:
En la muerte, como en esta vida, yo desafío a los judíos que causaron esta última guerra, y yo desafiado el poder de las tinieblas que representan. Advierto al pueblo británico contra el imperialismo aplastante de la Unión Soviética. Puede que Bretaña sea grande una vez más y en la hora del más grande peligro, en el oeste la esvástica se levante desde el polvo, coronado con las históricas palabras “Has conquistado sin embargo”. Estoy orgulloso de morir por mis ideales, y lo siento por los hijos de la Gran Bretaña que han muerto sin saber por qué.
William Joyce: Un resumen de su vida
William Joyce nació en Brooklyn, cuarenta años antes, de una madre inglesa protestante y un padre católico irlandés que había tomado la ciudadanía estadounidense. Pocos años después de su nacimiento, la familia volvió a Galway, donde William asistió al colegio jesuita San Ignacio de 1915 a 1921. William siempre fue políticamente consciente, tanto él como su padre, algo inusual para los católicos irlandeses de la época, ambos eran unionistas y apoyaron el imperio británico abiertamente.
Debido a eso, cuando ocurrió la insurrección del Sinn Fein fueron muy impopulares con los rebeldes. Sufrieron muchos ataques, en especial al negocio de su padre y a su casa familiar. Cuando el Primer Ministro británico Lloyd George anunció el tratado anglo-irlandés en 1921, y la creación del Estado Irlandés, la familia Joyce debió partir hacia Inglaterra. Para entonces William tenía 15 años de edad.
Después de una corta estadía en el ejército británico (fue dado de baja cuando se descubrió que había mentido sobre su edad) se matriculó en el Colegio Birkbeck de la Universidad de Londres, y ahí fue donde obtuvo un interés inicial en el fascismo.
En 1923, a la edad de 17 años, Joyce se unió al partido British Fascist Ltd., un movimiento político basado en la ideología fascista italiana. Al siguiente año, estuvo enfrascado en peleas con agitadores izquierdistas que se presentaban en cada mitin convocado por los fascistas. Al término de un mitin, fue atacado sin provocación por una pandilla en un callejón y recibió un corte profundo a través de su mejilla derecha desde del lóbulo de la oreja derecha hasta llegar a la esquina de su boca. Después de dos semanas en el hospital le quedó una gran cicatriz desfigurante en el rostro. Joyce estaba convencido de que sus atacantes eran ”comunistas judíos” y el incidente se convirtió en una gran influencia en el resto de su vida.
William, dejó el British Fascist Ltd. en 1925 viendo que no había terreno fértil para desarrollar sus ideas en esa organización. Inmediatamente, se unió al Partido Conservador, pero lo abandonó en 1931, al no estar de acuerdo con su línea política de ese partido. Él llamaba a los viejos conservadores del partido comodébiles, ambiciosos y corruptos que traicionaban al país en favor de los agentes económicos internacionales.
En 1932 se unió a la British Union of Fascists (BUF) de Oswald Mosley y en un par de años fue ascendido a director de propaganda y poco después nombrado jefe adjunto. Joyce era un orador talentoso y durante un tiempo se convirtió en la estrella del movimiento fascista británico. Jugó un papel decisivo en liderar al movimiento hacia un antijudaísmo abierto, algo de lo que Mosley le era relativamente incómodo.
La carrera de Joyce con la British Union of Fascists sólo duró cinco años cuando, con la militancia en picada, fue despedido de su cargo remunerado en el partido de Mosley en 1937.
A finales de agosto de 1939, poco antes de que se declarara la guerra y, probablemente, alertado por un amigo en el MI5, porque estaba a punto de ser arrestado, Joyce y su esposa Margaret huyó a Alemania. Joyce tuvo problemas para encontrar empleo, hasta que conoció a Dorothy Eckersley que lo reclutó inmediatamente para anuncios de radio y redacción de guiones la radio alemana del servicio inglés en Berlín.
Fundamentalmente esto fue en un momento en que su pasaporte británico seguía siendo válido (aunque nació en Nueva York y criado en Irlanda, Joyce había mentido sobre su nacionalidad para obtener un pasaporte británico, las complicaciones y sutilezas tales como la prueba de la identidad de uno con un certificado de nacimiento no eran necesarios en ese momento) con el pretexto de acompañar a Mosley en el extranjero en 1935.
El famoso apodo de “Lord Haw Haw”, asociado a William Joyce hasta nuestros días, fue acuñado por un periodista del Daily Express llamado Jonás Barrington. No es ampliamente conocido, pero el título en realidad era para otra persona, a un hombre llamado Norman Baillie-Stewart, que había estado transmitiendo en Alemania desde antes de la guerra. El apodo fue por la manera exageradamente aristocrática de Baillie-Stewart al hablar. Barrington había escrito:
Un caballero que me gustaría conocer, periódicamente se queja de Zeesen [el lugar del transmisor Inglés en Alemania]. Habla el inglés del Haw-Haw, de la variedad ‘maldita sea-sal-de-mi-camino’, y su punto fuerte es la indignación caballerosa.
Baillie-Stewart fue condenado posteriormente como traidor por el Reino Unido por vender secretos militares a Alemania en los años treinta. Él tuvo ‘el honor’ de ser la última persona de una larga fila de personas famosas en ser encarceladas en la Torre de Londres por traición.
A finales de 1939, cuando William Joyce se había convertido en el más importante locutor de las transmisoras del Ministerio de Propaganda del III Reich, aunque en ese momento no se sabía quién era, Barrington cedió el título a Joyce.
Escuchar las emisiones de Lord Haw Haw (que famosamente siempre comenzaban con las palabras “Alemania llamando, Alemania llamando”) fue desalentado oficialmente, aunque increíblemente cerca del 60% de la población lo escuchaba después de las noticias de la BBC cada noche.
Los enérgicos y burlones ataques de Lord Haw Haw contra la clase dirigente británica fueron realmente apreciados, pero en una época de censura estatal e información restringida, también había un deseo de la audiencia de escuchar lo que el otro bando decía. Al comienzo de la guerra, simplemente porque no había más, los informes de noticias alemanas fueron considerados, por algunos, más veraces que los de la BBC.
Después de la Batalla de Inglaterra y al comenzar la invasión a la Unión Soviética, el interés de la gente por las transmisiones de Joyce fue decayendo. Sin embargo, se mantuvo en la radio alemana como el más escuchado en sus emisiones al exterior, en especial las dirigidas hacia Inglaterra.
En Setiembre de 1944 le fue otorgada la Cruz de Mérito de Guerra en 1ra Clase con un certificado firmado por Adolfo Hitler, debido a sus servicios.
Durante los últimos meses de la guerra y cuando el Ejército Rojo se aproximaba a Berlín, Joyce se mudó a Hamburgo. Su última transmisión fue el día 30 de Abril de 1945, estando ebrio y con un acento irlandés, advirtió a los británicos que la guerra dejaría a Gran Bretaña en la pobreza, después de haber perdido todo su poder en 6 años de guerra y dejando a los soviéticos como dueños de Europa. Terminó la transmisión con las palabras: “Heil Hitler”.
Joyce fue capturado cuando, después de la guerra, iba por un bosque cerca a Flensburg y durante el hecho, recibió un disparo en la pierna. La prensa británica se vengó por todas las emisiones que hizo durante la guerra, dedicándole en los periódicos mucho espacio diariamente. Finalmente, el gobierno pasó un Acta de Traición en 1945 y Joyce fue enviado inmediatamente de regreso a Inglaterra.
Aunque Joyce nació en Estados Unidos, creció en Irlanda y tomó la nacionalidad alemana el 26 de Setiembre de 1939, recibió cargos de traición, considerando las fechas desde el 3 de Setiembre de 1939, hasta el 2 de Julio de 1940, día en que su pasaporte británico caducaba. Fue sentenciado a muerte.
En la noche del 30 de abril de 1945, un Joyce en estado de ebriedad realizó su última transmisión desde Hamburgo mientras tropas británicas entraban en la ciudad. Con su mundo adoptivo derrumbándose a su alrededor, pero comprometido con la causa Nacional Socialista, Joyce dio su discurso de despedida.
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